La recién graduada de la Maestría de Administración Pública, Harvard Kennedy School of Government, Yaneth Joana Ortiz Ovando, nos comparte en primera persona cuáles han sido sus mayores retos de estudiar en una institución tan prestigiosa siendo parte de un grupo minoritario.
Si bien tuve una experiencia increíble en Harvard, el estudiante tradicional allí y el estudiante promedio de mi clase provienen de un linaje privilegiado. Es muy fácil compararse con los demás y sentir que no pertenece o no merece estar allí. En política, especialmente, hay una voz dominante (a menudo masculina y/o blanca), donde se concentra el poder, manteniendo intencionalmente esas voces sin privilegios.
Me propuse el objetivo de hablar en clase, desafiar a los profesores y compañeros de clase, incluso si era incómodo. El hecho de que yo sea la minoría de pensamiento en una discusión no significa que sea incorrecta o de poco valor.
Soy una ciudadana estadounidense, pero la realidad de vivir como ciudadano de primera generación en este país es que nunca seré lo suficientemente hondureña o estadounidense, y sé que no estoy sola.
Joana Ortiz, ¿quién es y cuáles son sus logros más importantes en la vida?
Soy un hondureña-estadounidense ambiciosa, cariñosa y apasionada, con el deseo de ver la riqueza y la importancia de los latinos en la política y la economía estadounidenses.
Mis mayores e importantes logros en la vida han sido perseguir sueños académicos y profesionales a pesar de muchos desafíos. Además, estoy orgullosa de no haberme perdido en el caos del conformismo. Desde viajar a China, estudiar en el extranjero en Francia y dirigir una organización, a menudo soy la única que busca o tiene mi experiencia en la sala. Me enorgullece que, a través de mi trabajo profesional, pueda educar y exponer a otros sobre la necesidad de reformar las políticas.
Con humildad y sencillez Joana admite que cuando niña solía querer ser modelo y hacer todo lo que decía “Xuxa”, (conductora de TV). En la escuela primaria, quería ser pediatra, luego cuando estaba en la escuela secundaria, comencé a aprender sobre ONG como UNICEF. Me molestó saber que las niñas de todo el mundo no tenían acceso o no tenían el derecho automático a la educación primaria.
Esto me inspiró a obtener una licenciatura en Relaciones Internacionales para mis estudios de pregrado. A través de pasantías y al iniciar mi carrera profesional, quedó claro que las desigualdades educativas también estaban ocurriendo en mi comunidad. Casi diez años después, he trabajado en temas sociales en el desarrollo de la fuerza laboral, el desarrollo de la juventud, la política educativa y la igualdad salarial.
No importa el problema social, todo se reduce a la igualdad de acceso a las oportunidades económicas.
Rol de la mujer hondureña
Hay tanto orgullo y belleza en ser una mujer hondureña. Las mujeres hondureñas que me han criado y que me rodean y me apoyan hoy, mi mamá, mis tías, mis primas… todas comparten estas cualidades en común: resilientes, inteligentes, impulsadas por la comunidad y la familia, y divertidas. Para mí, esa es la encarnación de una mujer hondureña que espero representar.
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