¿Alguna vez te has sentido desorientado/a y piensas que tu existencia en este mundo no tiene importancia?
Esa crisis existencial que de presto aparece para atormentar tu mente y hacerte dudar de tu gran valor no es más que el producto de las voces erróneas a las cuales prestas demasiada atención.
Con esto dicho, tengo un ejercicio superpráctico para ti:
*Cierra tus ojos por un segundo y piensa en los años que Dios te ha permitido vivir hasta este momento, tomate un tiempo para meditar sobre tu autovaloración y pregúntate:
- ¿Cómo me he tratado todo este tiempo?
- ¿Realmente disfruto ser quién soy?
- ¿Me trato mejor que como trato a mi mejor amigo/a?
- ¿Cómo demuestro amor genuino a los demás si no logro amarme a mí mismo/a primero?
Si te has hecho estas cuatro preguntas, descubrirás que la mayor parte del tiempo eres muy duro/a contigo mismo/a y que estás continuamente saboteando tus ideas poniendo por encima el criterio de los demás. Intenta hacer una introspección en tu mente y en tu corazón y descubre el maravilloso ser humano que eres, abraza tu vida a partir de hoy, agradece la oportunidad de poder respirar y valora cada instante que tienes. ¿Me prometes intentarlo?
Entiende algo, nadie más lo hará por ti y en la medida que aprendas a valorarte y a regarte de amor como a una plantita, sabrás como apreciar a los demás y disfrutaras más la vida con sus buenos y malos momentos, pues ambos escenarios te llenaran de sabiduría y con el tiempo te permitirán guiar a otros que a lo mejor se han sentido desorientados al igual que tú.
Y recuerda…
¡Abrazar lo que ya eres es el primer paso para empezar a construir una mejor versión de ti!